Akiko Suwanai es una de las más prestigiosas violinistas del panorama musical internacional. Ha recorrido los principales teatros y auditorios del planeta desde que, en 1990, fuera la ganadora más joven del «International Tchaikovsky Competition», una especie de Oscar en la música clasica.

La virtuosa japonesa llega este sábado, día 10 de mayo, al Auditorio de Boadilla del Monte, como máxima estrella de la VI edición del potente festival de música clásica que organiza el municipio madrileño. Por allí han pasado ya artistas de talla mundial, como la trompetista Allison Balsom, los pianistas Josep María Colom o Iván Martín, el violagambista Jordi Savall o la directora de orquesta Stefania Rinaldi.
Akiko Suwanai no es, por tanto, una excepción en la alta calidad del festival, pero sí su «compañero de trabajo». Porque la japonesa tocará este sábado con un violín Stradivarius, construido por el mítico luthier italiano en el año 1714. El instrumento, llamado «Delfín» -todos los «Strad» tienen nombre propio-, ha pertenecido, entre otros, al británico George Hart o al lituano Jascha Heifetz, dos nombres que forman parte de la historia de la música clásica de finales del siglo XIX y mediados del XX.
Pues bien, la mezcla de fabricante, propietarios y calidad colocan a «Delfín» entre los tres instrumentos más caros que existen hoy «en activo» en el mundo. El violín es propiedad de la Fundación Nipona de la Música del Gobierno de Japón, que se lo ha cedido a Akiko Suwanai por su impresionante trayectoria artística a nivel internacional. De salir a la venta, en subasta, como ocurre siempre con estos instrumentos y como de hecho lo compró el Gobierno japonés, el precio de «Delfín» oscilaría fácilmente entre 1,2 y 1,5 millones de euros.
Evidentemente, una joya musical de semejantes características no sale a la calle como cualquier cosa. Para empezar, siempre viaja en un asiento reservado en aviones o trenes, como un pasajero más; está custodiado durante las 24 horas del día cuando sale de Japón, como en este caso (en el que llega a Boadilla del Monte desde París) y «duerme» en un estuche especial, ignífugo y blindado, especialmente diseñado para mantener una humedad constante. Sólo la caja para transportarlo cuesta en torno a los 12.000 euros. Todo ello aparte de seguros y de las medidas especiales de conservación que requiere «Delfín», de las que se encarga personalmente Suwanai.
Dicen los que han escuchado a la pareja Akiko-Delfín que su música es única. Desde luego, única es esta oportunidad de disfrutar de semejante combinación de arte, belleza e historia.
G. MUÑOZ
ABC
Akiko Suwanai con «Delfín», un Stradivarius fabricado en 1714
0 comentarios:
Publicar un comentario